“¿Estáis decididas a guardar castidad por el Reino de los Cielos, a abrazar la pobreza voluntaria y a aceptar la obediencia?”
Estas son las palabras con las que el Sacerdote interroga a la religiosa que se acerca al altar, ofreciéndose como holocausto al Padre Eterno y desposándose eternamente con Jesucristo; y la religiosa responde: “¡sí, estoy decidida!”.
El día 12 de noviembre un miembro más de nuestra familia religiosa ha pronunciado ese SÍ, estoy decidida, uniéndose por medio de este “sí” al mismo Fiat de María Santísima en la Encarnación y decidida a prolongar, en su persona, la misma Encarnación del Verbo, como bien expresa nuestra fórmula de profesión.
Es una donación total que la hermana María Parthena hizo este día y que cada una de nosotras hicimos en nuestra primera profesión y continuamos haciendo día a día; es la respuesta a las palabras de Cristo: “dame tu corazón” como bien expresó el Padre Jorge Hernández en la homilía.
¿Y qué significa dar el corazón? Estas palabras expresan “totalidad”. En efecto, Cristo nos quiere todas para sí, no partidas, ni divididas, sino todas para sí, tal como se expresa en Mt 22, 37:“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. Es decir que no debe quedar parte de nosotras ociosa para con Cristo, todo ha de estar orientado y dirigido hacia Dios, como flechas de arqueros hacia un mismo blanco…
Somos todas de Cristo y eso es lo que nuestra vida debe reflejar… en muchos países, como sucede en Medio Oriente, éste es el apostolado que realizamos, pues donde las palabras no llegan, ya sea por la dificultad de la lengua, la cultura o por que las leyes no permiten hablar libremente de Dios, llega el ejemplo; esto me recuerda a un dicho que el Padre Ortego solía repetirnos: “las palabras vuelan, los escritos permanecen, pero los ejemplos arrastran” y se puede constatar por las vocaciones de estas tierras, frutos del buen ejemplo, la alegría, las horas vividas delante del Sagrario de alguna religiosa o sacerdote…
Pero no era éste el fin de la crónica…. sino simplemente dar gracias a Dios por esta religiosa que con doce años pronunció su primer Fiat y hoy con veintiuno sella esa primera entrega profesando castidad por el Reino de los Cielos; pobreza, manifestando que Dios es la única riqueza verdadera del hombre y obediencia hasta la muerte de Cruz y entregándose a María Santísima en Materna esclavitud de amor. Testigos de esta donación fueron sus familiares más cercanos y la Familia Religiosa.
Damos gracias a Dios por esta neo-profesa y pedimos a María Santísima, a San José, Custodio de las Vírgenes y al Padre de nuestra Familia Religiosa, Juan Pablo II, que nos sigan bendiciendo con santas y generosas vocaciones.
Encomendamos la Misión en Medio Oriente a sus oraciones.
En el Verbo Encarnado.
Hna. Maria Perdolens, Misionera en Egipto