Amaneció Belén radiante; un día diáfano y despejado, que parecía alegrarse como los segadores cuando recogen sus frutos. Ese día una hija de esta tierra se arrodillaba ante el altar, en el mismo lugar en que 2000 años antes, el Niño Jesús nacía humilde y era reclinado en un pesebre.
Fue un día festivo para Belén, una joven palestina, betlemita, decía sí a Dios y escogiendo el nombre de Aquel Niño del pesebre, la hermana Mariam Majdooleen del Niño Jesús, profesaba públicamente por primera vez sus votos de pobreza, castidad, obediencia y esclavitud mariana, en la Iglesia Santa Catalina de Alejandría, a escasos pasos de la gruta que acogió al Verbo hecho carne, cuando llegado a este mundo, fue recibido en un establo, adorado por unos pastores y por gente sencilla de la comarca.
También hoy los descendientes de aquellos pastores vinieron desde Bet Sahour para unirse al gozo de toda la Iglesia porque una de las hijas de esta tierra pronunciaba su Sí al Señor, quien la eligió para ser su esposa.
La celebración se realizó el domingo 10 de diciembre, fue un día grande en Belén. Durante la misa parroquial presidida por el p. Gabriel Romanelli, superior provincial del IVE en Medio Oriente y concelebrada por unos diez sacerdotes de nuestra familia religiosa y del clero local, como así también padres franciscanos de la Custodia de Tierra Santa.
Ha sido un gran gozo para toda la comunidad cristiana de Belén, como lo expresó el padre Ramy párroco de la Basílica: “toda la comunidad se alegra doblemente: por la profesión de la hermana Mariam Majdooleen y también por la gracia de contar con 23 congregaciones religiosas en Belén”.
Concluida la fórmula de profesión y concretado el cambio de velo, dieron las 12 de medio día y las campanas de la Basílica repicaban exultantes, y con ella una muchedumbre multicolor de religiosos, familiares, laicos, fieles de la Tercera Orden, jóvenes de Belen, los miembros del coro parroquial al cual perteneció Mariam Majdooleen y la comunidad entera.
Terminada la ceremonia siguió el tradicional saludo y augurios de todos los fieles presentes a Majdooleen, a su familia y a los superiores de la familia religiosa, como es costumbre entre los pueblos árabes.
Finalmente los festejos se hicieron en el Hogar Niño Dios, con el almuerzo y tradicional fogón. Allí se hicieron presentes a través de sus saludos miembros de nuestra familia religiosa de Jordania, Chipre, Alepo, Egipto. En un clima de gran alegría y de sencillez familiar concluimos aquel día de gozo agradeciendo a Dios el don inestimable de la vocación a la vida consagrada. Y con el canto en árabe a la Santísima Virgen, Madre de las vocaciones, hemos implorado que nos bendiga con numerosas vocaciones para la Santa Iglesia y hemos implorado el don de la paz, que es el anhelo ardiente de los corazones para estas tierras.
Madre Maria de Nazaret – Superiora Provincial de la Provincia “Nuestra Señora de los Dolores”