La Virgen de LujánDos razones de gran valor teológico fundamentan el nombramiento de Nuestra Señora de Luján como Patrona del Instituto:

“La primera es que tener a María Santísima como Patrona delante de Dios significa ponernos como Familia Religiosa totalmente en sus manos, bajo su protección e intercesión. La importancia teológica de este acto es muy trascendente. Es extender lo que individualmente hacemos con el cuarto voto a nivel de toda la institución de la Familia Religiosa. Ella no puede permanecer indiferente ante este solemne acto de devoción y de humilde sumisión. Por esto estamos seguros que se seguirán grandes bienes para nuestras almas consagradas, para toda nuestra Familia Religiosa, para los fieles a nosotros encomendados, para nuestras misiones y obras, y para toda la Iglesia.

La segunda es la especial relación de María de Luján con nuestro Fundador y con nuestra historia, por lo que la devoción a la Virgen de Luján, promovida entre nosotros por nuestro mismo Fundador, bien puede considerarse como un aspecto de la espiritualidad del Fundador que ha pasado a la fundación. De aquí que tenga una importancia inconmensurable para la conservación y promoción de nuestro carisma y de todo lo que significa el patrimonio del Instituto.”[1]

Es por esto que, con gran alegría, establecemos que la fiesta litúrgica de la Virgen de Luján sea celebrada por todos los miembros de nuestra Familia Religiosa con el grado de solemnidad.

Vida de San Luis María Grignion de Montfort

La perfecta consagración a Jesucristo y los efectos de la consagración total