Es nuestra intención manifestar nuestro amor y agradecimiento a la Santísima Virgen, pidiendo obtener su ayuda imprescindible para prolongar la Encarnación en todas las cosas, mediante la profesión de un cuarto voto de esclavitud mariana según San Luis María Grignon de Montfort.
Este cuarto voto (los tres primero son los de castidad, pobreza y obediencia) se realiza en el primer año de formación, en el año del noviciado.
Para alcanzar una disposición de suma, total e irrestricta docilidad al Espíritu Santo, necesitamos que la Santísima Virgen sea el modelo, la guía, la forma de todos nuestros actos, por todo lo cual, con todas las fuerzas del alma, y del corazón, hoy y siempre, decimos: ’¡TOTUS TUUS, MARIA! [1]’
Este voto nos obliga a hacer todo con, por, en y para María, marianizando nuestra vida en una materna esclavitud de amor.