San Ignacio de Loyola, creador de los Ejercicios Espirituales, los define diciendo que son «todo modo de examinar la consciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mentalmente, y de otras espirituales operaciones… Porque así como el pasear, caminar y correr son ejercicios corporales, de la misma manera todo modo de preparar y disponer el alma, para quitar de ella todas las inclinaciones desordenadas, y después de quitadas buscar y hallar la Voluntad Divina en la disposición de la propia vida para la salud del alma, se llaman Ejercicios Espirituales».
“Los Ejercicios Espirituales representan un camino y un método particularmente precioso para buscar y encontrar el rostro de Dios, en nosotros, y a nuestro alrededor y en todas las cosas, para conocer su voluntad y ponerla en práctica” (Benedicto XVI).