El 23 de abril de 2023, III Domingo de Pascua, en el “Día del Señor”, nuestro querido Padre Carlos Miguel Buela partió de esta tierra para el encuentro definitivo con Aquel que fue el centro y meta de toda su vida cristiana y sacerdotal: Cristo Jesús.
Damos gracias a Dios por el don de su existencia y de su sacerdocio, en ejercicio de cuyo ministerio, a lo largo de 52 largos y fructíferos años, acercó tantas almas a Dios.
De un modo especial le agradecemos por haberlo elegido para fundar nuestra Familia Religiosa del Verbo Encarnado, con un carisma propio, dentro de la Iglesia Católica, con el fin de llevar el Evangelio a todas las naciones, colaborando así con la obra de la evangelización. A ejemplo de Cristo Buen Pastor, el Padre, viendo la necesidad de buenos y santos sacerdotes que pudiesen hacer mucho bien a las almas, emprendió –con la ayuda de Dios y bajo el manto de la Virgen de Luján– esta gran obra, que como él mismo repetía “no era suya sino de Dios”.
El Padre murió serenamente, con todos los auxilios de la Santa Madre Iglesia y con la indulgencia plenaria y bendición apostólica personalmente otorgadas por el Papa pocos días antes de su fallecimiento. Murió completamente entregado a la Santísima voluntad de Dios, como siempre nos enseñó a vivir: “colgado de la Providencia”, abrazado a su Cruz con soberana libertad y con un amor inconmensurable al Autor de todo bien, presente en la Eucaristía y a su Madre Santísima, amores que junto con el amor al Santo Padre, nos supo transmitir como algo que nos caracterizara como Familia Religiosa.
¡Descansa en paz querido Padre!