En el día de ayer, en Angol, Chile, la hermana María Bien Venida perteneciente al Instituto Servidoras del Señor y la Virgen de Matará, cumplió 108 años de edad.
Dice San Juan Pablo II: “Cada vocación es un don y un misterio”. Algunos abrazan la vida religiosa a temprana edad y otros, como la hermana María Bien Venida en la madurez de sus días. Ella sintió el llamado de Dios desde pequeña, pero su frágil salud le impidió ser recibida en una orden religiosa. Desde entonces dedicó su vida a la atención y el cuidado de su hermano sacerdote colaborando con él en su ministerio pastoral.
En su vejez recibió y educó como a un hijo a un pequeño joven. El fruto de sus desvelos se vio coronado por el don de la vocación que Dios le concedió. Hoy es sacerdote y misionero del Instituto del Verbo Encarnado.
En el año 1997 ingresó al Instituto Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará. Dios le dió lo que había deseado ardientemente durante toda su vida.
A 11 años de vida consagrada celebró el 20 de febrero su cumpleaños número 108 con una Santa Misa de acción de gracias celebrada por su “hijo del corazón”, el Padre Juan Bautista, y acompañada por la Superiora Provincial venida desde Argentina y las comunidades del Instituto presentes en Chile.
Damos gracias a Dios por estos bellos momentos vividos. Y pedimos a todos se comprometan a rezar por el aumento y santidad de las vocaciones sacerdotales y religiosas.