En este domingo de la Divina Misericordia, 27 de abril 2014, vivimos un momento histórico, dos grandes Papas canonizados: San Juan Pablo II y San Juan XXIII en la Plaza de San Pedro en Roma, Italia. La misa de canonización fue celebrada por el Papa Francisco y asistió el Papa Emérito Benedicto XVI .
Muchos de nuestros sacerdotes, seminaristas y hermanas, participaron en una vigilia de toda la noche en la Iglesia holandesa cerca de la plaza de San Pedro. La vigilia de toda la noche incluyó adoración y confesiones. Un clima de oración y de paz en preparación a la misa de canonización en la Plaza San Pedro, Domingo de la Divina Misericordia.
En su homilía, el Papa Francesco afirmó:
“San Juan XXIIIy san Juan Pablo II tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano (cf. Is 58,7), porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia.”[1]
Damos gracias a Dios por este día bendito e histórico. Que cada uno de nosotros debe empeñarse por la santidad siguiendo el ejemplo de estos santos recién declarados de la Iglesia Católica.
San Juan Pablo II, ruega por nosotros.
San Juan XXIII, ruega por nosotros.
[1]Papa Francesco, HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO, 27 de abril 2014, http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2014/documents/papa-francesco_20140427_omelia-canonizzazioni.html