El Misterio Pascual es todo un gran misterio de amor y misericordia. Juliana de Norwich, una joven analfabeta que tuvo visiones de la Pasión de Jesús, con lenguaje simple pero profundo expresaba en un diálogo con Jesús el sentido de su amor misericordioso: “Entonces nuestro buen Señor me preguntó: “¿Estás contenta de que Yo haya sufrido por ti?”. Yo le dije: “Sí, buen Señor, y te agradezco muchísimo; sí, buen Señor, que seas bendito”. Entonces Jesús, nuestro buen Señor, dijo; “Si tú estás contenta, también Yo lo estoy, el haber sufrido la Pasión por ti es para Mí una alegría, una felicidad, un gozo eterno; y si pudiera sufrir más lo haría”. Este es nuestro Jesús, que a cada uno de nosotros nos dice: “Si pudiera sufrir más por ti, lo haría”. ¡Qué hermosas son estas palabras! Nos permiten entender realmente el amor inmenso y sin límites que el Señor tiene por cada uno de nosotros. Dejémonos abrazar por esta misericordia que viene en nuestro encuentro, y en estos días, mientras contemplamos la Pasión y Muerte del Señor, acojamos en nuestro corazón la grandeza de su amor, como lo hizo María Santísima, en la espera de su Resurrección[1].