“Yo soy de la Virgen no más….
Y no tengo otro amo a quien servir más que a la Virgen Santísima”
(Palabras del Negro Manuel)
Queridos Todos:
En esta Solemnidad de Nuestra Señora de Luján no puedo menos que expresar mi gratitud hacia la “Reina de nuestras vocaciones consagradas”, quien nos ha cuidado con verdadero amor maternal a lo largo de nuestra existencia como Familia Religiosa.
Que este día sea particularmente dedicado a honrar a nuestra Patrona, con un corazón agradecido y lleno de confianza en su protección particular, sirviéndola como el Negrito Manuel, con humildad y rectitud de intención, sabiendo ser hijos de esta tierna Madre, como enseñaba San Juan Pablo II: “Aprended a mirar al misterio que constituye la gran perspectiva para los destinos del hombre sobre la tierra, y aun después de la muerte. Sabed ser también hijos e hijas de esta Madre, que Dios en su amor ha dado al propio hijo como Madre”[1].
Y que el deseo del Padre Espiritual de nuestra Familia Religiosa, expresado en su histórica visita a la Basílica de Luján en el año 1982, se cumple en cada uno de nosotros: “Escucha a tus hijos, muéstrales a Jesús, al Salvador, como camino, verdad y vida y esperanza”[2].
¡Muy feliz día de la Virgen de Luján!
[1]Juan Pablo II, Homilía en la Misa celebrada en el Santuario de Luján, 11 de junio de 1982, 7.
[2]Ibidem, 8.