Ayer, 20 de febrero, pudimos visitar el lugar natal de santo Tomás de Aquino, en Roccasecca, a unos 130 km de Roma. Allí se conservan ruinas del Castillo de la familia de Aquino y la primera Iglesia que en el mundo que se dedicó al Santo Doctor, a solo dos años de su canonización (1325).
Pudimos también visitar el Castillo de Monte San Giovanni Campano, en las cercanías. Este castillo también pertenecía a la familia de santo Tomás, los Condes de Aquino. Allí el Doctor Angélico estuvo en una suerte de «prisión», por casi dos años, cuando era novicio. Su madre, Teodora, muy apenada por el ingreso de su hijo en la Orden de los Dominicos, decidió que era mejor «tenerlo en casa»… con la idea de que su hijo cambiara de opinión. Luego de dos años, finalmente convencida de la verdadera vocación de santo Tomas, lo dejó marchar nuevamente con los frailes. Aquí tuvo lugar la anécdota de la lucha de santo Tomás por conservar su pureza.
Las habitaciones donde vivió el Santo, hoy son una hermosa capilla.
Pudimos rezar en ambos lugares, pidiendo a santo Tomás la gracia de ser fieles imitadores suyos, en la práctica de las virtudes y en la búsqueda incansable de la verdad.
