Le Cannet des Maures – Francia

“Florecillas” de la escuela “Beato Marcel Callo” Le Cannet des Maures – Francia Iº parte

Querida Familia Religiosa:

Como es sabido, este año nuestro Instituto “Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará” cumplió 25 años de fundación.

Por estar aún en el “año jubilar”, quisiéramos contribuir mediante esta crónica a la acción de gracias al gran patrono San José por su intercesión constante en nuestro favor, dando testimonio de la protección que hemos experimentado de parte suya en nuestra misión en “La Provenza”, al sur de Francia desde la fundación de la primer escuelita perteneciente a nuestra Familia Religiosa en tierras europeas. También porque la memoria litúrgica del Beato Marcel Callo, patrono de la escuelita, coincide providencialmente con el día de la Solemnidad del gran Patriarca.

Ya en otra ocasión hemos contado acerca de la fundación de esta obra que vio la luz el 14 de septiembre de 2010 comenzando con 11 niños. En el año 2011 tuvimos 17 niños. En el año 2012 tuvimos 28 niños y en este nuevo año lectivo 2013-2014, ¡tenemos ya 35 niños!.

Por eso quisiéramos hacer una acción de gracias simplemente a modo de “florilegio”, poniendo por escrito algunas de las tantas anécdotas de que hemos sido testigos a lo largo de estos ya tres años de escuela. Anécdotas tan sencillas como los niños que las han protagonizado, pero que manifiestan su crecimiento en la piedad, así como nos ayudan a palpar la mano amorosa de Dios que ha ido guiando hasta ahora esta humilde obra. La cual comenzó con mucho sacrifico de parte tanto de los papás, como de los misioneros del IVE y de las SSVM, y en medio de una gran pobreza material (¡que nos sigue siempre acompañando!) y que viene a ser como el “sello” propio de los comienzos de todas las obras de nuestra querida Familia Religiosa.

Digamos que las familias que comenzaron con este proyecto el primer año, son familias profundamente católicas y por tanto con una fe inquebrantable que demostraron con hechos, al lanzarse a esta gran aventura de dejar la educación de sus hijos en manos de religiosos extranjeros y en medio de una estructura escolar muy humilde. Durante estos años hemos recibido con asombro a varias familias no cristianas, que se han acercado a inscribir a sus hijos, buscando para ellos un mejor nivel académico o al menos ciertos valores necesarios. En este marco hay que imaginarse la realidad del “alumnado” que poseemos, el cual es ahora bastante heterogéneo, formado tanto por niños que ya han recibido el Sacramento de la Comunión a los 5 o 6 años, como por los que con 9 o 10 años recién ahora vienen a enterarse de quién es Jesús.

Dejemos entonces después de este preámbulo el turno a las “florecillas” para que sean éstas la ofrenda floral que hagamos al Gran Patriarca San José, en agradecimiento por su paternal protección:

El niño y la Virgen:

Uno de los mellizos que se inscribieron casi sobre la fecha de inicio de la escuela en el 2010, (habiéndose enterado su mamá de la existencia de la escuela y tratándose de una familia no practicante pero que aceptó las condiciones y educación que queríamos impartir), durante los primeros días se resistía a hacerse la señal de la cruz cada vez que entrábamos a la Iglesia, así como muchas veces hacía cierto ademán de desprecio al momento en que todos los demás se acercaban a darle un beso a la Virgen. Con el paso de las semanas terminó siendo el que mejor se hacía la señal de la cruz al ingresar. Luego, cuando todos se acercaban a besar a la Virgen, dejó de ser indiferente y comenzó a darle unas palmaditas en el manto. El segundo día de clases de religión, cuando una de las hermanas hablaba de la Santísima Virgen, levantó la mano agregando entusiasmado: “Ahora yo ya sé quién es la Virgen María”.

Otro día mientras les servíamos la comida, al llegar el momento del postre y repartir los platitos típicos de vajilla de convento… cada uno diferente del otro en tamaño y color, había uno con la imagen de la Virgen de Lourdes que veníamos usando desde hacía ya varios días. Y que no había pasado desapercibido para él. En un momento se acercó a la hermana a pedirle si podía usar ese plato y cuando se lo dieron le apoyaba su carita con cariño como cuando los niños se abrazan a su juguete preferido.

Finalmente un viernes hizo por primera vez de monaguillo vistiendo el alba que la semana anterior no había querido usar y cuál no fue nuestra sorpresa cuando se acercó a darle por primera vez un beso a la Virgen a ejemplo de los demás. La Virgen hizo sola su apostolado…

Le Cannet des Maures – Francia

La obediencia:

Cada mes presentamos a los niños una virtud a practicar, proponiendo por semana un ejemplo concreto de cómo hacerlo. Al final del mes se da la “insignia de una estrella” prendida al guardapolvo al que más se destacó en la virtud.

En una oportunidad en que la virtud a trabajar era la obediencia, la estrellita al menos sirvió de “ayuda memoria” en el recreo… cuando su orgulloso portador de 6 años estaba a punto de ponerse a pelear con otro y ante nuestra pregunta de: “¿no habíamos quedado en que el que lleva la estrella daba el ejemplo?”, reaccionó inmediatamente: “¡es verdad! me había olvidado, pero ahora me acordé…” y largó a un costado su arma mortífera, (es decir un palo).

La monjita:

Una niñita de 8 años, a dos meses de llegada al colegio nos pidió que para su cumpleaños le regalásemos la “vestimenta de monjita” porque ya había decidido lo que quiere ser cuando sea grande… dando como argumento para tal decisión que “cuando una se hace monjita puede hacer muchísimas cosas”…

Nunca pecar:

El mes en que les hablamos de la virtud de la pureza, una de las mamás contaba que su hijo de 5 años le había dicho que “no quiere nunca pecar”.

Competencias de religión:

En una oportunidad en que las competencias de religión coincidieron con el mes en que la virtud a trabajar era la caridad, aprovechamos la oportunidad para dejarla como tema central de las competencias. El primer día de las mismas los niños más grandes debían hacer una redacción para la cual les leímos previamente el pasaje del juicio final del evangelio según San Mateo capítulo 25, en que Nuestro Señor premia a los buenos porque “tuvo hambre y le dieron de comer, tuvo sed y le dieron de beber”, etc. con lo cual varias de las niñas relataron historias muy ingeniosas sobre “personas pobres que encontraron y a quienes debieron socorrer” como si fuese Jesús. Una de ellas luego de entregar la redacción nos decía: “¡y además ahora lo voy aponer en práctica…!” y la misma nena, días antes, en que cada una ofrecía una intención por la cual pedir al comenzar la hora de religión, le pedía a la Virgen “poder cumplir con el esfuerzo de este mes”. Por lo cual, cuando a mitad de la clase de religión hizo falta hacerle acordar que se portase bien porque se lo acababa de pedir a la Virgen, respondió ni lerda ni perezosa: “¡Y bueno, pero es que si la Virgen no me ayuda…!”

Juegos florales:

Para los juegos florales hemos elegido como patronos estables de los equipos a los pastorcitos de Fátima. Así fue como un año, para la clausura, cada equipo presentaba a los papás su himno, estandarte e historia del santo y luego la obrita de teatro que consistía en el resumen de algunos episodios de las apariciones del ángel y de la Santísima Virgen de Fátima a los pastorcitos. Una cosa linda de eso fue que a la semana siguiente después de los buenos días en que todos hacen su oración en la Iglesia, varios de los niños se fueron a arrodillar ante el Sagrario a repetir la oración que habían tenido que aprender para la obrita: “Dios mío yo creo, yo espero, yo adoro y te amo…” y venían orgullosos a avisar que habían rezado eso a Jesús.

El sueño de Don Bosco:

Cada mañana los niños comienzan el día entrando a la Iglesia para escuchar los buenos días cuyo tema tratamos de que esté en relación con el esfuerzo del mes a trabajar. Una mañana contamos un sueño de Don Bosco en el que ve a sus niños formados en fila en la Iglesia caminado hacia la imagen de la Virgen para darle sus ofrendas que consistían en flores perfumadas o bien flores sin perfume (para los que se habían esforzado menos pero que igual algo le ofrecían) y hasta gatos, cerdos, que representaban los vicios. Los niños como siempre, escuchan con atención la historia y la retienen muy bien durante mucho tiempo. Eso lo probó el hecho de que días más tarde uno de los más traviesos llegó corriendo a la escuela con una florcita para ponerle a la Virgen, pero advirtiéndonos sin embargo con un poco de vergüenza “que era una flor que no tenía perfume…” Le dijimos que igual fuese a ponérsela a la Virgen, total, ya Ella le agregaría el perfume que le faltaba.

Soy cristiano:

Un día, estando los niños del segundo grado haciendo sus ejercicios de matemáticas, uno de ellos le mostró a su otro compañero, que en la cartuchera tenía dibujadas en birome muchas cruces. Ante la pregunta de ¿por qué?, respondió que porque “soy cristiano”. El otro niño enseguida dibujó también una cruz en su cartuchera y un tercer compañero viendo esto y no siendo bautizado comenzó también a dibujarse cruces pero más pequeñitas en el borde de la cartuchera. Seguimos con la tarea y al rato nos dimos cuenta de que el segundo niño ya le había agregado a su cruz las cruces de los dos ladrones y el monte Calvario.

Palizas al diablo:

En clase de religión dimos a los de primero y segundo grado un dibujo para pintar de “La Cruz gloriosa”, en la que estaba representado Jesús sobre la Cruz clavada en el mundo, gente arrodillada a sus pies y en un borde parte de la cola y ala de un dragón que representaba al diablo vencido en un hueco de la tierra. Una de las nenitas comenzó a darle palizas al diablo del dibujo diciendo que luego lo iba a pintar de rojo porque así queda después de tantos golpes.

Los mártires:

En la clase de religión de los varones de segundo y tercer grado, mientras pintaban sus dibujos, uno de los terribles comenzó a contar que con otro de los compañeros querían morir mártires por Jesús.

El purgatorio:

El mismo nene, se puso a decir también mientras pintaba (se ve que el colorear imágenes los inspira…) que él no quería ir al purgatorio sino al Cielo directamente. Ante esta afirmación otro que escuchaba preguntó ¿qué es el purgatorio?. Dijimos al primero que le explicase él mismo. Entonces respondió que en el purgatorio te agarran el corazón y te lo limpian de las manchas, haciendo un gesto como de quien mete algo al lavarropas. (¿Habrá entendido el fondo teológico del asunto el otro niño?).

El cumpleaños de la Virgen:

Un viernes en clase de religión una de nuestras hermanas contó a las nenas que el sábado siguiente era el cumpleaños de la Virgen y las invitó a que pensasen en regalarle algo. Después una mamá nos contó que su hija mayor de 9 años y su hermanito de 6 años, le habían dicho el sábado temprano que querían ir a la Santa Misa “sí o sí” y el nene fundamentaba además que ese día debía ser monaguillo. La mamá que no podía quedarse con ellos a esa hora sin embargo los dejó en la Santa Misa que se celebra cada sábado a las 9:00 hs en honor de María Santísima. Ahí nos dimos cuenta que el apuro era porque se trataba del cumpleaños de la Virgen y ése era el regalo de cumpleaños que querían hacerle.

La moda:

Una vez pudimos comprobar que nuestros regalos dados a los niños son siempre del mismo “estilo”: medallas, rosarios, cruces, para cada ocasión, y de cuyo número sin embargo no habíamos tomamos conciencia hasta que pudimos palparlo cuando uno de los niños de 7 años “hizo correr la moda” de traer a la escuela “el tesoro” de lo que han ido recolectando como premio a lo largo de estos años de escuela y salió al recreo con unos 6 rosarios al cuello, unas tres o cuatro cruces también colgadas, varios denarios en una mano y unas estampas y medallas en la otra. Con lo cual además de quedar comprobadísima la orientación religiosa de la escuela, dejó al descubierto nuestra falta de originalidad. Así que de ello sacamos como moraleja que hay que variar un poco el estilo de regalos o bien sugerirles que ya pueden ponerse su propio negocio de artículos religiosos.

“El Greco”:

Como la virtud a practicar era la de la piedad y el esfuerzo en concreto de ello esa semana era el de aprender a ofrecer a Jesús pequeñas jaculatorias, oraciones, los juegos, el trabajo, etc. mientras estábamos haciendo los ejercicios de francés, al costado de la mesa habíamos dejado una pila de estampas de Jesús, todas diferentes. Luego íbamos a repartirlas para que las pegasen en sus bancos. La primera de las estampas representaba una célebre pintura de El Greco, con el rostro de Jesús sufriente coronado de espinas. En eso que uno de los niños estaba haciendo los ejercicios de francés en su cuaderno, se detuvo y se quedó mirando calladito la estampa para decirnos al rato: “mirá, no llora”. Y era verdad, los ojos de ese Cristo están bien abiertos y la corona de espinas se ve bien dolorosa, pero no llora. Le dije “que es verdad, que no llora porque Jesús quiso aguantarse las ganas de llorar para ofrecerlo por nosotros…”. Se quedó pensando un momento y siguió haciendo la tarea. Y ahí termina la anécdota nomás. La conclusión de esto tal vez debería ser que la sensibilidad de los niños es tan exquisita que bastan mínimas cosas para que hagan mella en su alma. Quién sabe cuántas enseñanzas sacarán ellos a partir de la contemplación de una pequeña estampa.

Nos despedimos por el momento, pero próximamente les enviaremos una segunda parte de “Florecillas” de la escuela “Beato Marcel Callo” Encomendamos a vuestras oraciones esta obra ¡y que Dios los bendiga!

Hermanas de la Comunidad “Santa María Magdalena”, misioneras al sur de Francia.